Quizás partamos de unas premisas sobre las que sustentar la identidad del vendedor erráticas o quizás los perfiles que se han ido asociando a esta profesión hayan sido muy similares entre si y hayan “dañado” esta profesión. Sea como fuere, todas las personas asociamos la imagen del vendedor con una persona comunicativa, extrovertida, optimista… con grandes dotes de persuasión y de relación, pero también con la imagen de mentiroso, engañoso, falso, embaucador, pesado, poco transparente, intrusivo…
Sea como fuere, si queremos ser un vendedor de éxito, debemos tener estas 20 características:
- Optimista. Es la tendencia a ver el lado positivo de cada situación. El optimista ve el vaso medio lleno en lugar de verlo medio vacío. Tiene la capacidad de encontrar ventajas en cualquier situación aunque ésta pueda parecer difícil o controvertida.
- Perseverante. Constante en el trabajo. Insiste en alcanzar sus objetivos, continuando con su actividad con paso firme.
- Determinante. Tiene un protagonismo especial en el proceso de la venta y en la satisfacción de los clientes. Sus decisiones son necesarias y aportan valor al desarrollo comercial de la empresa.
- Honesto. Cumple con las normas establecidas y acordadas con el cliente, bajo una ética y una moral concreta. Es transparente con la información solicitada por el cliente.
- Confiado. Tienen seguridad en si mismo, en su producto, en su empresa y en la consecución de un resultado.
- Seguro. Se siente cómodo tomando decisiones e informando al cliente de los beneficios de su producto. Está seguro con lo que puede hacer o dejar de hacer.
- Disciplinado. Cumple con las normas impuestas en su empresa, con los clientes y en el mercado.
- Paciente. Espera el momento adecuado para realizar una acción y controla los tiempos de los procesos comerciales sin precipitarse a la hora de tomar decisiones. Debe tener paciencia consigo mismo, con los clientes y con la forma de trabajar del resto de departamentos de su empresa.
- Sociable. Tiene facilidad para entablar relaciones con otras personas con independencia de la afinidad existente entre ellos. Se siente cómodo manteniendo relaciones con otras personas.
- Educado. Conocedor de las normas sociales y de conducta vigentes en cada territorio. Conoce, respeta y comparte las costumbres de cada persona y de cada zona.
- Capacidad de adaptación a los cambios. Tiene que saber beneficiarse de las circunstancias del mercado y obtener un beneficio de esos cambios. Es una de las profesiones en las que más cambios y de manera más rápida se originan.
- Observador. Emplea todos los sentidos para detectar y analizar los cambios que se originan en el entorno. Utiliza toda esa información para poner en valor los beneficios de su producto o para mejorar las relaciones con los clientes.
- Detallista. Cuida todos los aspectos necesarios para crear en el cliente una imagen preferente en el vendedor y en los productos y empresa que representa.
- Puntual. Cumple con los horarios acordados y en las condiciones establecidas. Si por motivos ajenos, el vendedor se retrasa en su cita o en su compromiso, avisa al cliente con tiempo suficiente para darle la opción de que pueda ajustar su agenda de trabajo.
- Comunicativo. Transmite la información de manera estructurada y coherente a otras personas, asegurándose que el mensaje ha llegado al receptor y de que ha sido entendido.
- Empático. Comprende el porqué piensan y actúan determinadas personas ante una situación determinada a pesar de no pensar lo mismo que esas personas.
- Persuasivo. De manera indirecta y mediante la comunicación, la argumentación, los conocimientos y la experiencia, convence a la otra persona de las bondades de su oferta para solucionar sus necesidades.
- Que aplique la escucha activa. Logra que el emisor sienta que ha sido escuchado y comprendido. A su vez el vendedor descubre los motivos por los que la otra parte transmite esa información.
- Buena presencia. Tiene que tener una imagen adecuada al producto y al mercado al que se dirige.
- Conocimientos adecuados. Tanto del producto comercializado, como del mercado, sector y clientes. Cuanto mayor es la especialización mayor es la profesionalidad del vendedor.
Con todas estas características nos hacemos la siguiente pregunta: ¿qué diferencia hay entre un vendedor y un profesional de la venta?
Quizás la respuesta sea difícil de responder, pero de lo que estamos seguros es que todos entendemos que no es lo mismo.